Cerrar una empresa con deudas puede ser un proceso delicado, pero existen vías legales que permiten afrontar esta situación de manera ordenada y eficiente. A continuación, exploraremos las opciones disponibles, haciendo hincapié en la Ley de Segunda Oportunidad y el concurso de acreedores exprés.
La Ley de Segunda Oportunidad ofrece una solución específica para personas físicas, incluyendo autónomos. Aquellos administradores de empresas que han avalado deudas como individuos pueden beneficiarse de esta ley para eliminar sus compromisos financieros.
La exoneración de deuda es clave para evitar la liquidación patrimonial, una consecuencia posible de demandas y embargos por parte de los acreedores. Negociar aplazamientos, quitas o incluso considerar la venta de la empresa son estrategias aconsejables antes de optar por el cierre definitivo.
Formular un plan de viabilidad es la mejor alternativa para salvar la empresa. Analizando aspectos como solvencia, liquidez y endeudamiento, se pueden presentar renegociaciones a proveedores y acreedores.
La liquidación ordenada es una opción simple para cerrar una empresa con deudas, siempre bajo supervisión profesional. Aunque el pago completo es ideal, la falta de liquidez puede hacer que este proceso requiera una cuidadosa gestión. Puedes leer más información sobre el concurso express, rápido y de costes reducidos de Debify.
El concurso voluntario de acreedores, o preconcurso, es una alternativa cuando salvar la empresa parece inviable. La fase previa implica la negociación con acreedores antes de solicitar el concurso, con el objetivo de lograr acuerdos y evitar costosos procedimientos judiciales.
Después del concurso voluntario, la empresa puede continuar su actividad o cerrarse. La liquidación de la empresa generalmente ocurre sin responsabilidades para socios y administradores.
El proceso del concurso de acreedores voluntario consta de cinco fases, desde actos previos hasta la calificación, y debe ser gestionado con asesoramiento profesional para garantizar un cierre eficiente.
La Ley de Segunda Oportunidad también puede aplicarse a deudas avaladas por personas físicas, como préstamos personales solicitados para salvar el negocio.
Cerrar una empresa sin un proceso adecuado no elimina las deudas, que pueden recaer directamente en el patrimonio personal de los involucrados. Por ello, la liquidación total, el concurso de acreedores voluntario y la Ley de Segunda Oportunidad se presentan como las mejores alternativas para abordar estas situaciones.
En conclusión, cerrar una empresa con deudas requiere una cuidadosa planificación y asesoramiento profesional. Las opciones legales disponibles, como la Ley de Segunda Oportunidad y el concurso de acreedores, brindan herramientas para enfrentar esta situación de manera estructurada y eficaz.
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